Ha dado la vuelta a todos los realities, convirtiéndose en la experiencia que a todos nos gustaría vivir alguna vez. 10 parejas tratando de conseguir recorrer 10.000 kilómetros a través de Asia, con un solo euro al día y compitiendo entre ellas por ser la más rápida. Es como un interrail pero a gran escala. Este formato, emitido por la cadena Cuatro, ya se ha llevado a cabo en otros países europeos como Francia, Suiza, Noruega, siendo originario de Holanda y Bélgica. (Lo que no hagan los holandeses…)
A muchos no les atraería mucho la idea de pasar hambre, frío, calor, cansancio y encima tratar de llegar el primero a la meta. Pero una buena parte de los españoles se ha enganchado a esta carrera, sobre todo, a las rencillas que surgen entre las parejas. Hay un poco de todo: padres e hijos, amigos, compañeros de trabajo, jefes y empleados, novios (tanto heterosexuales como homosexuales),…En fin, un batiburrillo de caracteres que dan lugar a disputas, alianzas y estrategias de todo tipo. Nos gusta la competición, pero sobre todo nos gusta ver cómo los demás se reparten bofetadas por conseguir lo que quieren.
Dejando atrás ese morbo presente en todo buen reality que se precie, Cuatro vuelve a demostrar su acierto en apostar por géneros y formatos distintos a los que tradicionalmente vemos en televisión, y que aportan algo más que malas formas y chabacanería. Este programa ya le valió a Cuatro en 2008 un premio TP al mejor reality. Y ya llevan dos ediciones, malo no tiene que ser… Nos muestran otras culturas, desconocidas o desdibujadas en nuestra sociedad, la forma de ser de sus gentes. Ya me gustaría ver cuál sería la reacción de cualquier conciudadano español si un chino o un japonés le parase en mitad de la carretera, gritándole y diciéndole que le lleve a 100 kilómetros de su casa. O que llamen a la puerta de un hotel y pidan alojamiento “por la cara”, sin pagar un duro. En estos pequeños detalles, creo que la hospitalidad española brillaría por su ausencia.
En definitiva, nos muestran acción, competitividad, lugares insólitos y gente de todas clases, es decir, una verdadera aventura. ¿Qué me dan envidia? Sí, mucha, de la sana. Pero sobre todo me siento agradecida por poder ver programas como estos, pequeños reductos de cordura y originalidad en el panorama televisivo actual.
Totalmente de acuerdo contigo en que la hospitalidad se está perdiendo, sobre todo en las urbes medianamente pobladas; al menos queda algo de ello en pequeñas localidades donde la gente aún da los buenos días al forastero.
ResponderEliminarPostdata: si quieres poner un video pregunta cómo hacerlo Xd