Tras más de un año fuera de la órbita bloguera, hoy me
vuelvo a dar la bienvenida no sin antes darme a mí misma un tirón de orejas por
tan vil abandono. Reconozco que la razón de ser de este blog fue por la
obligación de una asignatura de Facultad. Mucho antes de que las redes se convirtieran
en el principal nudo de la información y los contenidos, ya los docentes nos
advertían de la importancia de los blogs a nivel periodístico. Tras la obligación llegó el
abandono, las prácticas, el primer contrato laboral en un medio de comunicación
y la participación (más o menos activa) en redes sociales como Facebook o
Twitter. Todo ello no me ha más que reflexionar y abrir los ojos ante la
evidencia. La comunicación digital es un nuevo habitante, con sus propias reglas y razón de ser. Totalmente diferente
a aquello que damos por conocido o sabido. Es por ello que vuelvo a las
entradas, a las etiquetas y tratar de dar un poco de forma a este niño que
abandoné casi recién nacido (qué cruel suena…). Y me reafirmo en mi propósito
de tratar de mejorar en mi profesión, probando, investigando y tratando de
aportar mi pequeño granito como comunicadora (plumilla sobre todo) aunque sea
de forma autodidacta, que con la que está cayendo no queda más remedio.
Fuera de las parrafadas y la reflexión improvisada que estoy
haciendo de la comunicación digital (un debate que daría para mucho), este post
sólo pretendía ser una declaración de intenciones de una humilde periodista que
trata de encontrar su hueco en el mundo (y que aporte mucho al mismo). Como buena periodista en paro, no dudaré en compartir mis andanzas en la búsqueda de empleo, cursos y todo aquello que las administraciones nos puedan proporcionar, esperando que mi experiencia sirva de algo para muchos compañeros que comparten mi situación y otros que le sigan. Eso sí, siempre con una sonrisa. Sin más
dilación, doy por re-inaugurado el blog. ¡Bienvenidos!
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