No soy muy dada a hablar de estas cosas, y mucho menos en
público. Pero creo la causa lo merece y es de agradecer. Hace unas semanas
recibí una llamada del doctor José Pérez Bernal, el que fuera coordinador de
trasplantes en el Hospital Virgen del Rocío, para que le mandara un reportaje
que hice hace ya un año. Su título es ‘Solidaridad en la vía pública’ (título
que se le ocurrió a la que fue mi jefa Olga Granado). Por aquel entonces aún
era becaria en El Correo de Andalucía y ni siquiera estaba licenciada. ¿La
percha del reportaje? Mencionar algunos de los municipios que recientemente
habían puesto a sus calles o plazas el nombre de Donantes de Órganos.
Bien,
pues ese reportaje, con el que tanto aprendí y disfruté, me ha dado el premio
Periodista Solidaria en categoría de prensa, un reconocimiento otorgado por la
Asociación Andaluza de Trasplantados Hepáticos. Así que antes de seguir,
permitidme que suelte un GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS :) Contenta y abrumada sería dos
adjetivos acertados para describir como me siento. Apenas acabo de echar a
andar en el mundo del periodismo y aún me queda mucho, muchísimo por aprender,
por eso el triple agradecimiento.
Lo que iba a ser un reportaje a una página, fue tomando
forma y se convirtió en una doble. En una larga conversación con José Pérez
Bernal fui descubriendo la historia que había detrás de cada trasplante, de
cada plaza, de cada calle… Eran tantas que resultó difícil elegir (por mí
hubiera hecho un especial entero). Al final, decidí coger un ejemplo de cada
(trasplantado, donante vivo y familiar de donante) y fotografiarles en la plaza
o calle que les rinde homenaje a los donantes de órganos.
La primera parada me llevó hasta Gerena donde me esperaba
Magdalena. Joven, guapa y a la que no se le despega la sonrisa de la cara. Ni
siquiera podía imaginarme todo el calvario que llevaba a sus espaldas. Lo que
iba a ser una pequeña entrevista se convirtió en 4 horas de conversación, desde
la aparición de su enfermedad, pasando por sus dos trasplantes. Eso sí, la
fotografía que mostraba orgullosa de su hija es el mejor final para toda esa
horrible pesadilla.
Pero necesitar un trasplante no es sinónimo de muerte, el
mejor ejemplo lo pude ver en dos hermanas de Bollullos de la Mitación. Maribel,
sin pensárselo dos veces, regaló un poco de su vida (un riñón) para salvar la
de su hermana Manoli del infierno de la diálisis. Un acto totalmente altruista
y sobre todo lleno de amor, fraternal y matrimonial, ya que en el mismo
hospital surgió el amor entre Manoli y el que hoy es su marido.
La siguiente historia se contó a tres voces, esta vez en Carmona donde me reuní con tres bellísimas mujeres y mejores personas: Mª
Gracia, esposa de un donante fallecido; María Luisa y Ana María, trasplantadas
de corazón y riñón respectivamente. Por las calles de Carmona la donación se ve
desde ambas orillas y ha unido a vecinos que antes ni siquiera se conocían.
De todas las horas de conversación y grabadora, una cosa sí que había en común: la felicidad de una vida recuperada, de volver a disfrutar de la familia y del día a día. Incluso Mª Gracia me confesaba la alegría que sentía al saber que los órganos de su marido habían ayudado a devolver vidas como las de sus vecinas carmonenses. Aún recuerdo cada historia como si fuera ayer.
De todas las horas de conversación y grabadora, una cosa sí que había en común: la felicidad de una vida recuperada, de volver a disfrutar de la familia y del día a día. Incluso Mª Gracia me confesaba la alegría que sentía al saber que los órganos de su marido habían ayudado a devolver vidas como las de sus vecinas carmonenses. Aún recuerdo cada historia como si fuera ayer.
Esto es sólo una pequeña aproximación de lo que viví
aquellas semanas, preparando uno de los reportajes de los que más he aprendido
y de los que más orgullosa me siento (sobre todo a nivel personal). Una vez
conocidas esas historias, el reportaje ya se escribió solo. Por eso, me
gustaría volver a dar las gracias a todas mis entrevistadas, a todas aquellas
historias que no pude contar (por falta de espacio), al doctor Pérez Bernal,
que supo transmitirme ese cariño y sensibilidad para tratar este tema, y a toda
esa gran familia de trasplantados, donantes vivos y familiares de donantes.
Sólo espero poder seguir contribuyendo humildemente a la causa desde lo que
considero mi profesión y, sobre todo, mi pasión: el periodismo.
Y me dejo más agradecimientos para el próximo día 17, donde seguro que conoceré más historias merecedoras de muchísimos reportajes :)
Y lo dicho: Gracias, gracias y gracias.
PD: Mi enhorabuena a mis compañeros también premiados:
Cristóbal Cervantes, de Giralda TV y Sandra Camps, de RNE.
Magnifica entrada en el blog, qué buena periodista estás hecha amiga mía! sigue sembrando que tarde o temprano...recogerás! y con esto has tenido un pequeño adelanto. De nuevo te doy mi enhorabuena
ResponderEliminarGracias amiga, ya lo celebraremos como dios manda. Un besazo y gracias de nuevo :)
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